Si te engaño... es sólo con esta soledad hueca que ocasionalmente llena tus vacíos; con el eco del silencio que me habla en tu ausencia.
Tu distancia es tan fría que me quema... y en mi mente, pensamientos adulteran.
Que porqué no es recíproco este amorío a medias y tentado a renunciar... convulsa y así el compendio de nuestras desventuras resulta en esta fornicación bastarda.
Nunca fue tu amargura tan dulce, ni tu locura tan sensata.
Tus halagos sólo mienten y tus caricias son escasas. Pasan los días, discutimos casi por nada ¿será que acaso... ni te amo, ni me amas?
Hanny Selbor ©Todos los derechos reservados
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